No cabe duda que trabajar con
personas es una ardua labor que solicita de muchas habilidades y paciencia.
Cuando se trata de hacerlo con niños, niñas y jóvenes, además, se requiere
mucha tranquilidad para saber escuchar y que contestar.

Es a
ellos y a ellas los que debo agradecer todo lo que me han enseñado, y que
siguen haciendo, para progresar como persona, entrenador y, ahora, como amigo,
o en muchos casos, más como un hermano mayor.
Me
consta que a algunos la determinación de apartarme del grupo de entrenamiento
nos les ha gustado mucho. Pero el tiempo y la persona inteligente consigue
adaptarse y encontrar solución a la adversidad. ¡Así es la vida! Tomar
decisiones y saber elegir.
Estoy
seguro que ellos y ellas hallaran las respuestas a sus necesidades y se harán
más fuertes, en todos los sentidos del crecimiento personal, haciendo con sus
decisiones que aquellos que formamos parte de su día a día nos sintamos
orgullosos de ellos y ellas.
Por
último, citando a César Bona, “es un privilegio que me ha dado la
educación” el estar con ellos y ellas, haciendo que todo lo vivido sea
una fuente inagotable de sabiduría que nunca podré olvidar.
Pablo
Herrera
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